Esto lo hice por casualidad y por trastear un rato.
Una mañana me fijé en que la la luz que entraba por la ventana de mi «cueva» proyectaba en la pared la silueta de una parte de un diorama que tenía colocado allí. Busqué una figura que pudiese cuadrar y encajó la de ese personaje que aparece sentado en la colina. Eché mano de la cámara en un tris (la luz iba cambiando) y foto al canto.
El momento duró muy poquito y ya no se repetirá, pero fue bonito mientras duró.