Todo el mundo ha soltado en alguna ocasión aquello de «Ya no sabía dónde meterme…» ante una situación embarazosa y/o comprometida. Incluso aquello otro de «Tierra, trágame». En boca de personas más melodramáticas, probablemente oigamos lo de «Me quería morir».
Ese sentimiento de no querer estar en un punto concreto del espacio y el tiempo para no tener que comernos el marrón que estaba ahí agazapado esperándonos sibilinamente, es algo con lo que lidiamos desde el día en que asomamos el morro al mundo.
Últimamente, por lo que sea, tengo la sensación de que ese movimiento escaqueatorio ya es el estado permanente de las personas humanas….
Taco de roble de 9×8’5 cm.
Para la zona de desierto: poliestireno extruido, arena, cola blanca, Gesso, plantas preservadas caseras, piedra natural, pala hecha con trocitos de plástico y botella hecha con un resto de una matriz de plàstico. Pinturas y lavados acrílicos.
Para la zona de la cueva: cola blanca, Gesso, arena y piedrecillas, plantas preservadas caseras, flock sintético para el musguillo, resina acrílica UV y cordel fino encolado y pintado. Pintura y lavados acrílicos. Las plantas colgantes son del inefable Pablo el Marqués.
«… ya no hay dónde huir
¡Escapa!»
(La Polla Records- Ven y ve)
Salud y buen pulso!